- enero 11, 2021
- Posted by: Jonathan Carrillo
- Categoría: Derecho
En el año 2020 se aceleraron los procesos de innovación en muchas industrias, donde ya se vislumbraba una evolución constante, pero a un paso no tan abrumador como el obligado por la Pandemia. Dentro del sector legal, podemos decir que esa evolución o desarrollo no gozaba de dicha rapidez que a muchos nos gustaría. Es por esto que vamos a revisar hacia dónde van las grandes corporaciones legales, así como los nuevos graduados de las escuelas de derecho, ya que ambos se enfrentan a un gran desafío que nos impone la nueva realidad.
La abogacía, al igual que otras industrias debe ir evolucionando acorde los avances tecnológicos y jurídicos lo hagan, ya que las nuevas generaciones de profesionales vienen a incorporar dentro de su portafolio de servicios, herramientas innovadoras, que van de la mano con lo establecido por el nuevo orden o la nueva normalidad. Hoy día es muy común ver a millenials y centennials, dominar temas como Blockchain, Big Data, Bitcoin e Inteligencia Artificial, solo por mencionar algunos, que han impulsado una nueva tendencia en los negocios digitales y por supuesto, en la industria legal.
Las grandes y medianas firmas de abogados, deberán ajustar sus procesos y elaborar propuestas de valor más atractivas para impedir el desinterés de los nuevos egresados de la licenciatura en Derecho, y por supuesto de las nuevas exigencias de los clientes, ya que estos tendrán mayor alcance en virtud de los cambios acelerados que se han evidenciado recientemente con la implementación de nuevas tecnologías dentro de la industria legal, lo que va a repercutir directamente, acarreando costos y por supuesto, una competencia en constante crecimiento.
Procesos más expeditos y eficaces, respuestas en tiempo real sobre el estatus de un proceso o trámite, sistema de facturación en línea, solo por mencionar algunos ejemplos de cómo la industria legal se ha ajustado a las necesidades del cliente y en respuesta a una competencia que involucra nuevos jugadores digitales, hacen más expedita, transparente y eficaz la asesoría legal.
Pero ¿Qué pasa con las nuevas generaciones de abogados? ¿Están entrando en su mayoría en esta nueva era?
Antes de contestar vamos a ver algunos elementos importantes de emprendimiento e innovación, por ejemplo, la cultura, en lo que mi concepto es el más importante para desarrollar. Emprender es un término de reciente data, donde Panamá en los últimos años, lo hemos escuchado con más fuerza, y por supuesto, con la Pandemia han surgido un número elevado de emprendimientos, pero en materia legal, en menor escala. Existe un temor generalizado y natural en la rama del derecho a implementar procesos tecnológicos que nos permitan diferenciarnos de otras empresas o corporaciones legales, muchas veces ocasionado por el riesgo elevado de emprender e innovar, miedo al fracaso, es decir, no hemos crecido con la cultura de emprender, incluso, dentro de la facultad de Derecho lo escuchamos muy poco o nada. Emprender e innovar es una disciplina como cualquier otra, que tiene su metodología, sus herramientas, su propia estrategia y exige un conocimiento elevado de muchas otras disciplinas, no necesariamente legales, sin embargo, no es mágica.
Emprender e innovar en el sector legal, así como en otros sectores, conlleva una estrategia y disciplina definida, y cada paso debe ir enmarcado acorde a su crecimiento proyectado. Conlleva mucho trabajo y riesgo, es por esto, que la cultura que pueda crearse desde la preparación universitaria es clave para su desarrollo, y es esto a lo que llamamos cultura de innovación. Todo esto va acompañado de mucha incertidumbre, aumentada exponencialmente durante la pandemia, y muchas veces preferimos aspirar a ocupar posiciones en grandes conglomerados de abogados, en lugar de emprender, precisamente por la cultura.
Emprender involucra hacer, caminar, trabajar, invertir tiempo y dinero, y continuar haciendo sin detenerse. Ese comportamiento define el camino del emprendedor en todas las ramas, sumado a todos los procesos y métricas que se puedan recabar para obtener un resultado.
Entonces, ¿Cómo aplicamos la teoría de los Gorilas, Chimpancés y Monos en materia legal?
Cada uno de estos tres tiene enfoques y objetivos diferentes, grandes, medianos y pequeños, buscan resultados distintos y los recursos que goza cada uno son muchas veces antagónicos. Para los gorilas (grandes corporaciones de abogados), invertir en innovación no necesariamente cumple con la cultura de su fundación, con la cual han obtenido resultados hasta el momento, por lo que implementar nuevas tecnologías y procesos innovadores, no necesariamente está dentro de sus prioridades. Para los monos o emprendedores, como establece la teoría del Ph.D. Jay Rao, debemos estar dispuestos a fallar, se debe ir paso a paso, logrando objetivos específicos, y si fallamos, que sea rápido y barato, para volver a intentarlo.
Por todo esto, ahora más que nunca en la historia y potenciado por la pandemia, podemos afirmar que vivimos en un mundo Volátil, donde todo cambia rápidamente, donde los procesos judiciales y audiencias se realizan telemáticamente, expedientes digitales, firmas electrónicas, donde los propios estudiantes mantienen una retroalimentación directa desde un celular, algo que años anteriores era imposible, lo que ha globalizado el conocimiento a favor del interesado y en contra a los que no ajustan sus procesos de aprendizaje; Incierto, la rápida evolución tecnológica ha creado mucha incertidumbre sobre adaptarnos a los cambios o no, son temporales o permanentes, las autoridades invertirán y ajustarán los procesos legales para ejercer el derecho con nuevas herramientas o no lo harán; Complejo y Ambiguo, ya que es inevitable correlacionar las generaciones pasadas con las nuevas, deben coexistir en el mundo legal y muchas veces se repelen ante la inevitable diferencia creada por la tecnología.
Al final ¿Nos quedaremos brindando un servicio tradicional o emprendemos con una visión distinta en el ejercicio de la abogacía?
La respuesta es personal de cada profesional del Derecho, ya sea un «Gorila, Chimpancé o Mono», y sin duda atendiendo a las distintas circunstancias de cada uno, sin embargo, es notorio que día a día se nos exige un cambio radical y disruptivo en la profesión, tanto en el ejercicio profesional como en la docencia, para poder brindar un servicio integral, ajustándonos a las exigencias de las nuevas tecnologías.
Abogado, Docente Universitario.